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Los Aguilar, carácter y personalidad 

 

¿Quién no ha escuchado alguna vez la célebre Oración del Torero? Muchos han tenido la oportunidad de ello. Pero pocos, sin embargo, lo han hecho en su versión original con los instrumentos con que Joaquín Turina se inspiró en 1925. La amistad y colaboración de los Aguilar con Turina dio más frutos en versiones exclusivas como Recuerdos de la Antigua España, Dos danzas populares españolas, Desfile de soldados de plomoFiesta Mora en Tánger, etc...

 

Y es que la reconocida calidad artística del grupo -formado por instrumentos españoles de púa: laudín o bandurria (Ezequiel Aguilar), laudete (Pepe Aguilar), laúd (Elisa Aguilar) y laudón (Paco Aguilar), el empaste, junto a la gran gama de efectos y articulaciones, fueron tan interesantes y atractivos que los creadores de la época escribieron y adaptaron numerosas partituras para este conjunto. Uno de esos reconocimientos fue el recibimiento que les hizo en su casa de Granada Manuel de Falla. Interpretaron una adaptación del Amor Brujo, a la que el maestro dio su aprobación.

Considerando a una serie de autores que comenzaron a crear hacia los años veinte como "Generación del 27" en homologación a la homónima literaria, encontramos diversos nombres que compusieron para los Aguilar: Federico Elizalde les dedica Negresca; Antonio José, compositor burgalés, les adapta entre 1925 y 1928 su Romance Infantil y Danza Burgalesa; Germán Alvarez Beigbeder les dedica Improvisaciones Españolas; la compositora madrileña María Rodrigo compone Gavota, y les adapta La Copla Intrusa; Juan Bautista Plaza les dedica Fuga en 1935. 

 

Desgraciadamente la guerra civil y el exilio hicieron que las obras de estos músicos quedaran dispersas por lo que han sido deficientemente conocidas y poco interpretadas. A partir de 1928 el Cuarteto Aguilar se dedicó a llevar su arte por el mundo. Surgen polémicas y controversias sobre el origen del pretendido "laúd español" y su importancia en la música contemporánea. En ellas actúan con brillantez musicólogos, compositores y críticos como Rafael Mitjana, Joaquín Nin y Adolfo Salazar. Nin recibió al Cuarteto en París diciendo: "Ustedes no necesitan protección de nadie, somos los compositores los que necesitamos de intérpretes como ustedes". Les realizó varias versiones originales de sus obras como El Vito, Paño Murciano, De Andalucía, Tonada de la niña perdida y Minué en el estilo antiguo. También Adolfo Salazar les dedica Dos Improntus, y adapta su Romancillo.

 

Es en la Generación del 27 donde resulta más patente el paralelismo entre escritores y músicos, basado en relaciones de trabajo y amistad. Claro ejemplo de esto es Ernesto Halffter. Inspirado en los poemas de Rafael Alberti La Corza y La niña, escribió dos partituras que adaptó en 1933 para los Aguilar. Ya en 1928 había realizado para ellos dos versiones exclusivas de la Danza de la Pastora Danza de la Gitana

El Cuarteto llegó a recorrer el mundo entero con unos instrumentos inusuales en salas de concierto y en todo caso considerados en principio incapaces de satisfacer unas notables exigencias musicales. Ellos demostraron con su música lo contrario. 

 

Estando en Los Angeles (USA), Stravinsky les quiso conocer y escuchar, investigando con ellos las posibilidades y efectos sonoros de los "laúdes españoles". En esos encuentros les supervisa y autoriza la versión exclusiva para cuarteto de laúdes españoles de sus Ocho piezas.

 

Igualmente estuvieron relacionados con grandes figuras de la época como: Rubinstein, Iturbi, Lily Pons, ...etc. El escritor e historiador Salvador de Madariaga les dedica un pequeño poema: 

 

 

Virtuosos de virtudes 

dejan sonoros ecos

cuatro laúdes, 

un Velázquez y tres Grecos

 

 

Durante la guerra civil y desde su involuntario exilio en Argentina, los Aguilar siguieron trabajando. Ezequiel compuso para el grupo Petenera y Responso a un fantasma; Paco, RondinoEscarapela de Colores, Tocatina en Si Mayor y Suite Gallega entre otras. 

El Cuarteto Aguilar tiene como objetivos promulgar toda esta música olvidada y desconocida a la vez que promover la creación de nuevas obras de compositores actuales. Tarea ardua y difícil pero que con trabajo y paciencia vamos logrando.

 

 

 

Antonio Navarro

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